La histórica ciudad baiana es la puerta de entrada al Parque Nacional de Abrolhos. De sus muelles, enmarcados por casas de estilo art nouveau y decorados con azulejos portugueses, parten los barcos que le llevan al archipiélago, formado por 5 islas y considerado uno de los mejores puntos del mundo para la práctica de buceo. Sus aguas cristalinas, con visibilidad que llega a 20 metros de profundidad, esconden miles de especies marinas, naufragios y una diversidad de corales, solo encontradas en la región.  Para quienes no son adeptos al buceo profundo se puede usar mascara y snorkel. Las piscinas naturales alrededor de las islas permiten nadar en medio de tortugas y muchas especies de peces. También es posible ver a las ballenas jubarte entre los meses de julio y octubre.

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